domingo, 27 de marzo de 2011

laberinto I





La mirada se enajenó


la imagen quedó presa
se hizo símbolo                         fue río sin mar


devino poema:


de la matríz de ese engaño


                             surgió una multitud de símbolos
                                             fabulosos y patéticos
lo fatal perdió el vínculo clásico                                


y se inventó el racimo de uvas de plástico
triste y escatológico símbolo de la unidad psicosomática
a la que extrañamente decimos pertenecer
mientras ansiamos la llegada de la luz solar.


Siempre quiere perderse la mirada
hacia alguna parte habitable
o abierta, como una perspectiva,
ya lo necesitaba, teatralmente,
con la curiosidad despierta.

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