domingo, 19 de febrero de 2012

despistes II

   Hay que andar muy avisado con las conjeturas. Son unos seres frágiles y delicados, si se miran de perfil parecen voluminosos pero son completamente planos, de vistosos colores y curiosas formas legendarias. Son ubicuos y habitan en los lugares más insospechados. Esta mañana he pisado al incorporarme en la cama, sin querer (por supuesto) una conjetura que asomaba la cabeza por debajo de la jarapa. Emitió una queja leve pero inquietante, parecía decir "No creas que te va a salir gratis este descuido, soy la mensajera de tus convicciones." He ido a lavarme la cara con la sensación de que el encuentro era producto de mi imaginación, todavía aledaña al sueño y deudora de sus trampantojos, pero al levantar la tapa del inodoro la he visto claramente saltar a la taza y perderse por el desagüe como alma que lleva el diablo. Creo que era la misma que pisé. La muy ladina quiere hacerme pensar que estoy a punto de perder mis convicciones, he tirado de la cisterna con firmeza. ¿Dónde se ha visto que las convicciones necesiten de conjeturas para formarse? - me he dicho intentando calmarme-. Estaba excitado.

Conjetura en traje de baño.
Espero que el resto del día transcurra sin sobresaltos. Llevo muchos años, con muy distinta suerte, afianzando unas convicciones que me sirvan para caminar con paso seguro por la vida y no estoy dispuesto de ninguna manera  a que unas conjeturas lo manden todo al traste. A veces pienso que es muy posible que alguna de estas caprichosas criaturas se cuelen por la boca mientras duermo y pasen a ejercer de convicciones, suplantando mis criterios sobre las cosas y en general sobre la vida misma, pero afortunadamente acabo de ver una, con el rabillo del ojo, entrando al salón por debajo de la puerta mientras escribo estas líneas. Seguramente intentará sobornarme. No la dejaré. De día me defiendo bien solo.

2 comentarios:

  1. Muy bien, buen texto.
    Las conjeturas son planas, solo dos dimensiones, así pues se pueden pisar con facilidad y si andamos con tiento jamás tropezaremos con ellas, pues no tienen volumen. Otra cosa son las convicciones, éstas sí que tienen cuerpo volumétrico, pero su materia debería ser de consistencia muy plástica para que se adaptaran a la circunstancia y que no nos pesaran demasiado, son de aquellos trastos que echamos de la barca para emprender el viaje más ligeritos, o mejor, en vez de consistencia plástica quizás sería mejor que fueran de consistencia viscosa, esto es, que ni mojan ni dejan de mojar.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Tienes razón, estimado amigo, las convicciones férreas suelen traer consecuencias negativas, aunque a veces bien vale que sean poderosamente inamovibles. Gusto de imaginarlas como juncos o cañas de bambú, fuertes y flexibles. De las conjeturas poco más que decir, son la madre de la estupidez si no pasan a formar parte de una perspectiva general donde puedan ser validadas o descartadas. Aquél cuadro de Patinir que evoca el paso de la laguna Estigia nos recuerda que el diálogo con la tradición cultural antigua exige a veces desembarazarse efectivamente del lastre de algunas convicciones que sólo ocupaban un lugar testimonial en la memoria.
      Salud
      Manuel

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