sábado, 11 de febrero de 2012

Mi colección de mariposas

Ejemplar de Parsifalia Garzonensis

   Soy miembro del Tribunal Supremo. He tenido dos meses muy agitados. Me cuesta contener todavía la respiración. Son muy pocas las personas en el mundo que pueden presumir de tener un ejemplar de esta rarísima especie de mariposa. Es un insecto único y muy curioso, de hecho se diferencia de todos los demás lepidópteros porque no sufre metamorfosis alguna para llegar al estado de mariposa; nace así, misteriosamente, de entre las páginas de algún ejemplar olvidado de derecho penitenciario. Comprenderán ahora los quebraderos de cabeza que he padecido para conseguirla, tengo en casa al menos treinta y cinco ediciones de derecho penitenciario y nunca se sabe cuando puede aparecer si es que lo hace. Casi me muero del susto hace tres días de madrugada cuando al abrir uno de ellos, a la altura del artículo cincuenta y dos, punto dos, salió agitándose grácilmente por el aire esta maravilla que veis. Por fortuna tenía la red cerca, me paseo con ella por casa muchas noches, el deseo de atrapar la Garzonensis se ha traducido en insomnio desde hace años. Cualquiera podría pensar que la he cazado premeditadamente, con nocturnidad y alevosía. Nada más lejos de la realidad. Después de incontables carreras y tropiezos con los muebles conseguí capturarla al lado del teléfono móvil, nueve horas después del hallazgo: estaba intentando llamar a su abogado la muy astuta. Ahora que todo ha pasado y puedo mirarla mientras fumo un habano y me tomo una copa de brandy, pienso en el desastre que hubiera supuesto que se escapara por la ventana. Estas mariposas llevan la letra de la ley escrita en las alas.

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