jueves, 16 de febrero de 2012

pensamientos anotados II

   Esta noche me acuesto con Dostoyevsky, hace mucho fiodor. No me importa lo que piensen. Hurgando un poco en el Diario de un escritor he topado con una pregunta que quizá esté, a estas alturas,anticuada:

  "¿ Con qué defensas especiales cuenta la juventud, comparada con las demás edades, para que ustedes, señores míos, defensores de la juventud, le exijan, apenas salida de las aulas, una firmeza y una madurez de convicciones como no la tuvieron los padres de esos chicos que ahora son más difíciles de tener que antaño? Nuestros jóvenes pertenecientes a las clases intelectuales, que han recibido educación en el seno de sus familias, donde es lo más frecuente reinen el descontento, la impaciencia y la mayor incertidumbre ( no obstante pertenecer esas clases a la Inteligencia), y donde casi generalmente, en vez de la verdadera cultura, impera, la negación rotunda; donde los motivos materiales predominan sobre las ideas elevadas; donde se cría a los chicos sin pisar tierra firme, fuera de la verdad natural, en el desprecio o la indiferencia hacia la patria y en ese desdén burlón para el pueblo que en los últimos tiempos se ha difundido especialmente..., ¿ podrían encontrar ahí la verdad y una orientación infalible para sus primeros pasos en la vida? Vean ustedes, aquí está todo el arranque del mal: en la tradición, en la herencia ideológica, en la secular opresión nacional de todo pensamiento independiente, en la representación de la alta jerarquía del europeo a condición inexcusable de despreciarse a sí mismo en su calidad de ruso."

Dictadura del Euro.
   Creo firmemente que lejos de estar caducas, se pueden extraer unas enseñanzas muy necesarias de estas palabras. Me afirma en esta fe, estas palabras de Ángel Gabilondo, que en un lenguaje de absoluta actualidad se plantea similares dudas y preguntas:

"Algunas confusiones personales, sociales y políticas se sostienen en el hecho de no diferenciar lo individual de lo singular. Y suelen concretarse finalmente en algo parecido a “sálvese quien pueda”, “yo a lo mío”. En tal caso, el individualismo no tiene especiales dificultades para convivir con el egoísmo, incluso para identificarse con él. Disfrazado de contención en uno mismo, sin inmiscuirse en los asuntos ajenos, más bien se alimenta de una desconsideración para con lo colectivo y lo comunitario."

El artículo completo, aquí


2 comentarios:

  1. Lástima que estas reflexiones tuyas (aunque sean extraídas de otros autores) no las lean las personas a las que están dirigidas, esas que manchan las ciudades con su soberbia. Pero uno celebra que alguien como tú nos las recuerde y las haga valer.
    Saludos desde el sur

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  2. Gracias, Prudencio. Me basta con que las lean mis amigos o conocidos por la red y que contribuyan mínimamente a un debate. Bonito poema hoy en tu página. Un saludo afectuoso.

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