lunes, 30 de abril de 2012

La civilización de la cultura

Para subirme al rango de la alta
para bajarme al charco de la baja
la misma escalera necesito, repito:
sólo hay una escalera para todos.

No se amontonen, oigan;
aquí hay un muerto insigne
y lleva haciendo cola más de un siglo.
Si no saben subir sin aspavientos
a qué tanto debate, ¿ qué quieren?
                                                     ¿ otro mito?

¿No tienen suficiente con un cuenco de arroz
y el canto, sobre la rama, de un pajarito frito?

Para ocupar la vacante del parnaso
o en su defecto chupar triste banquillo
la única, la misma, la sola escalera que hay
en este mismo instante me la llevo.

Suban o bajen por el ascensor,
a mí esa discusión me importa un pito.

SE CANTA AL MAR, poema de Nicanor Parra

Nada podrá apartar de mi memoria
la luz de aquella misteriosa lámpara,
ni el resultado que en mis ojos tuvo
ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
francamente ni cómo me llamaba,
no había escrito aún mi primer verso
ni derramado mi primera lágrima;
era mi corazón ni más ni menos
que el olvidado kiosco de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
fue desterrado al sur, a la lejana
isla de Chiloé donde el invierno
es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
a Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
en el valle central o en la montaña,
de manera que nunca, ni por pienso,
se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
lo que en la escuela pública enseñaban
y una otra cuestión de contrabando
de las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
y una solemne fiesta de campanas
cuando mi padre me cogió un brazo
y volviendo los ojos a la blanca,
libre y eterna espuma que a lo lejos
hacia un país sin nombre navegaba,
como quien reza una oración me dijo
con voz que tengo en el oído intacta:
"este es, muchacho, el mar". El mar sereno
el mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
que una fuerza mayor me llenó el alma
y sin medir, sin sospechar siquiera,
la magnitud real de mi campaña,
eché a correr, sin orden ni concierto,
como un desesperado hacia la playa
y en un instante memorable estuve
frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
sobre el haz ondulante de las aguas,
en la verdad sin fin de la distancia,
sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡como la sombra azul de las estatuas!
cuánto tiempo duró nuestro saludo
no podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
nació en mi mente la inquietud y el ansia
de hacer en verso lo que en ola y ola
dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
y abrasadora sed que me arrebata:
es que, en verdad, desde que existe el mundo,
la voz del mar en mi persona estaba.



Zamba azul by Mercedes Sosa on Grooveshark



domingo, 29 de abril de 2012

Extrapolar o mariposear según se mire.

Si quieres, las mariposas
son amapolas y echaron a volar
la mariposas se extrapolan al vapor
interposan sus alas amapolares
sólo si quieres.

Las mariposas polares son amapolas del trópico
Por eso llevan los meridianos dibujados
y dos ojos que lo son porque te miran.

A veces no hace falta ni un gramo de voluntad
para ver mariposas donde hay sólo amapolas,
basta con que se levante un poco de viento.

sábado, 28 de abril de 2012

2 minutos de paresis a la griega



Aritmética pesadumbre.

Si eso es lo que desea
Sumaré caballero
Su tristeza a la mía

También la suya
Señorita querida
En el pelo la flor

Sumaré tu tristeza
A la ya grande mía
Para colmo de males
Y gloria del poema
Tristán de Zara. Logopeda.

Sumaré también ésta
La tristeza que calla
Que es obesa y paciente
O quizá muy delgada

Sumaré todas las tristezas
Tanta unida tristeza
Como quepa en mi manga
Hasta sumar la más ancha tristeza
Y mi traje de hombre parecerá un guiñapo
Urdido por precisas dentelladas de pena

La pena universal, señor usted también
Con su forma de pene por completo vacía
Discúlpeme, sumo su pena suya, como no:
Aunque sea una pena absurda
Pasto de la economía.

Sumo a la mía todas las tristezas y penas
que el anónimo mundo lleva encima.

Pero que nadie piense que estoy triste
la infinita tristeza es indolora
como el llanto de un niño,
que parece de mimbre.

Mi buen fondo me llama.

Alegren esa cara.

El mundo es una pescadilla que se muerde la cola. No dejen ni las raspas.


Kantaro Soma

Señor Kantaro se dirige hacia la lluvia.
  
   El señor que recoge agua de lluvia se llama Kantaro Soma, es natural de Sevilla, nacido en Tokio, pero su madre, de origen turco, era inglesa; y gustaba de tomar el té con lágrimas amargas. El señor recolector de llanto celeste sabe que la civilización accidental del sol muriente está herida de vida en el hueso occipital, que es por donde la sangre piensa porque le viene un pulso que brotó en el dedo gordo. La Academia Sueca quiere darle el Nobel del Ahorro y la Santidad Cívica. Lo ha rehusado advirtiendo que su causa es poética.



viernes, 27 de abril de 2012

El contador de visitas.

                     

Cuando éramos ricos había en casa un contador de visitas. No muchas personas podían permitirse en aquella época disponer de ciertos lujos: un señor perfectamente serio, vestido de chaqué, delgado hasta la extrema unción pero de un ingenio proverbial, una imaginación analítica en verdad prodigiosa, capaz de captar fotografías del alma de nuestros amigos con las que invariablamente disfrutábamos, después que los invitados abandonaran la casa tras un rato generoso de conversación. Un día vino a vernos un viejo amigo,  un escritor griego, canoso y de medio pelo, psicologista pánico. El contador de visitas, al que llamamos siempre así, pues su contrato no permite violar la cláusula de anonimato, estaba sirviendo unos cafés cuando Apofantis, nuestro insigne o insignificante invitado ( según se mire) le preguntó al señor contador su nombre de pila. Con agudeza impulsada por la perplejidad dijo que -¡seguramente recargable!- y se quedó mudo, quieto, con aquellos grandes ojos de torero andaluz que tenía, abiertos. Parece que se le agotó la batería.

C'est la vie.


Café machado por favor.

Desde la perspectiva que da mirar
El mundo a pie, a la altura del deseo
Caminante, le digo amigo:

Démonos mutuamente el poema
Pero sin venir a cuento:
Como el que oye llover

Aún no creemos en la primavera
Estamos volviendo del infierno
Desayunamos a diario con un perro
Que nos ladra la actualidad ladrillo.

Mi monedero es falso
El cocodrilo era de plástico
La monedita del alma
Se pierde si no se da.

El café sabe a nube

La sabiduría echa humo transiberiano

El tren de vida apesta a stress

Jesucristo dame tu hostia
Pondré la otra mejilla

Pero el cuerno de la lógica
Se retuerce con rapidez
Mientras medito si
Estamos yendo ya
A alguna parte de verdad.

Estar así con la pena congenita
De permanecer tonto solemne
De por vida, no es una perspectiva agradable.

He de irme ahora
Me esperan en la península de la desesperanza
Para mirar mi cara de resignación: quisiera brindarles
Una tormenta con su aparato logístico al completo
Otro día les veo llover, un día que haga silencio.




Cafe by Eddie Palmieri on Grooveshark




jueves, 26 de abril de 2012

Soneto ciclotímico a una señorita heladera.

De atormentada luz o llama fría
Es tu mirada exacta, tu silencio
Anterior a la noche, a su precio
Cobrado en mostrador de heladería.

Te pago mientras pienso en otra cosa
Quiero salir de aquí con la tarrina
Soñando acaso en besos con sordina,
Espiritrompa, lengua mariposa.

Ya me traerá el verano su cadencia,
Imaginario númen, espejismo,
Reclamaré perplejo un cucurucho

Mientras mis ojos van a tu querencia.
Percibiré de nuevo tu mutismo
Y quemaré mi último cartucho.



Vuelve el virus by Gato Pérez on Grooveshark



miércoles, 25 de abril de 2012

Ginés Liébana, un noema.

Criatura afortunada.


A la poesía por su vecindad con el bostezo
le sobran las palabras.
La criatura afortunada no frecuenta el adorno.
La pequeña flor no sabe lo que es caer simpático.

Lo que no se nombra por su leve presencia
no se protege del discurso.
Cuando la naturaleza se descalza
hasta la tristeza suspira con deleite,
lo desnudo merece un dios.

Todo lo demás es periodismo tóxico.

lunes, 23 de abril de 2012

Sanatorio de libros, feria de los discretos.

    
    Contrasta la buena cara que le ponen a uno los libros a veces, cuando están aquejados de muy distintas enfermedades. He dispuesto una pequeña mesa de diagnóstico y operaciones. Esta mañana, alentados por la onomástica del día (suelen ser bastante tímidos), se han atrevido por fin a manifestar las dolencias que los maltratan, despertándome con una algarabía de hojas batientes. Al primer paciente, un ejemplar de Poesía Incompleta de Aquilino Duque, lo he derivado a la sección de traumatología: una desviación de tomo y lomo amenaza seriamente su ya delicado estado de salud, bastará con colocarle encima el Vocabulario etimológico della lingua italiana de Ottorino Pianigiani, para rectificar sus vértebras lumbares. Le han seguido en animada cola todos aquellos que sufren diversas roturas de página o fisuras en las pastas: admirado contemplo como se intercambian referencias bibliográficas, pies de página y notas de autor, olvidando con alegría sus achaques.

Escarabajo lector: contagia la lectura en diagonal.

    En el gabinete de psicología se concentran, con diferencia, los casos más extraños, toda vez que son enfermedades que advienen a los libros por epidemias de lectura inadecuada. Entre ellas destacan por su propagación universal, la lectura rápida y la lectura en diagonal. Hemos tratado con especial cuidado, nuestro ejemplar de El imperio de los signos de Roland Barthes, que, aquejado de una lectura rápida complicada en afasia purulenta, no recordaba ni quién era su autor. En manos del Doctor Alamán, perito lector y escarabajo filólogo, confiamos en su pronta recuperación.
     Acaba de presentarse en la mesa del sanatorio un atribulado volumen de la Ley del Suelo. Venía el pobre a tientas, con un ataque agudo de fotocopialgia. Lo hemos tumbado en la cama colocándole unas gafas de sol con doble protección ultravioleta, y una rosa en la mesita de noche. Cuánto desaprensivo hay por ahí.

                                   Cemetery Polka by Tom Waits on Grooveshark




domingo, 22 de abril de 2012

Epitafio de Celedonio Mitrídates.



    Tal día como hoy, hace cuatro años, murió mi padre. Un señor apócrifo como todos los padres. En su alma gastada brillaba el recuerdo de unos partidos de fútbol que jugó cuando era joven. Le sentaba mal beber. Aunque el retrato sea gris sus manos rudas hablaban con la discreta elocuencia del obrero. Si alguna vez obró de mala fe, de sobra le cobró la vida, en soledad y silencio, la honrada componenda en que dispuso su eterno anonimato.

                                         Toccata avanti la messa by Gianni Coscia on Grooveshark

sábado, 21 de abril de 2012

MUJER ANTE EL ESPEJO, poema de Sergio Fernández Salvador

Fragmento de Magdalena, R Gaya
De otro lugar                                                              
- un lugar que no existe - y otro tiempo                  
es tu frío ademán ante las aguas
dormidas del espejo
mientras peinas tu trigo ensimismada,
mirada que no sé si sabría mantener
por diferente a todas con las que me confirmas.
¿ Acaso has descubierto del azogue el secreto
y a través de su helada superficie
ves como en holograma
un rebullir de átomos o ángeles,
un sinuoso fondo submarino
o la niña que fuiste y ahora eres,
la que a mujer jugaba
con un sujetador y un pintalabios?
No sabes que te observo, que vigilo
tu silencio, celoso de aquella intimidad
donde llegar no puedo, temeroso
de que algún día no sepas volver.


De su primer libro de poemas, Quietud.

Bitácora de Sergio Fernández Salvador, MITOS Y FLAUTAS


viernes, 20 de abril de 2012

Elegía ( profana por supuesto) a Pepe Hierro

      

   Sabemos que letargo o estigma, son palabras que van de maravilla para dar un aire de misterio a esos lugares donde la poética imaginación vagabundea entre doradas faces, al abrigo de sombras chinescas, de rubicundas volutas preciosistas. No ignoramos la fuerza de la palabra esdrújula, que va bebiendo el viento crápula del orden necesario, el agua mansa de la rima. Con buen criterio andamos a tirar estos signos, desechos, a la basura: sin siquiera un sepelio discreto, una elegía callada, una sonrisa. Por quedarnos con algo, con las manos manchadas de ignominia, regresamos al meridiano imperfecto de la vida con la palabra potable en la cabeza, como un gorrito absurdo de colores que nos cuida de la noche sin luna. Tal si la fría cadencia del torvo corazón, del mío, fuese la huella ilusa de aquellos que precedieron este sincero afán de las palabras y abrieron la ventana al aire puro del poema. Por esto me desviven y he de llorar, a veces, frente al contenedor de la materia orgánica.





Cuestión de instrumento, poema de Antonio Gamoneda

       
                           
del poemario BLUES CASTELLANO.














                        Ustedes ya saben que una sartén
                        da un sonido a madre por el hierro
                        y yo sé que una celesta
                        suena a tierra feliz, pero si ustedes
                        tienen a su madre en el fregadero,
                        no toquen, por favor, la celesta.

                       Yo bien podría. Comprueben
                       la densidad y transparencia:
                       "Si pudiera tener su nacimiento
                       en los ojos la música, sería
                       en los tuyos. El tiempo sonaría
                       a tensa oscuridad, a mundo lento."

                       Lo escribí yo con estas mismas manos
                       pero no lo escribí con la misma conciencia.

                       Amo las bolsas de las madres.
                       Veo:
                       No hay dignidad sobre la tierra
                       como el cansancio sin pagar,
                       el rostro
                       aplastado,
                       la desesperación que no habla.

                       Dejen ustedes. Mi canto está mal hecho
                       como esta verdad, que está mal hecha.
                       Hagan ustedes la verdad mejor.
                       Hablaremos después aunque ya es tarde.





lunes, 16 de abril de 2012

A batalla de palabras, campo semántico.

         
   Miraba uno por la ventana el lienzo celeste con cara de tonto cuando han irrumpido un tropel de palabras en discordia sobre la repisa de la mesilla. Con toda seguridad, escapadas de dos libros que no estaban donde debían. Sepan ustedes que el motivo por el que los libros se almacenan codo con codo, es para que no se escapen fuera las palabras. Como quiera que sus posiciones eran poco dúctiles, he oficiado una batalla entre ellas. De un lado, el Comando Nietszche, formado por las palabras: moral, conciencia, dolor y culpa se proponían aniquilar al Escuadrón Platónico, en el que militaban las no menos aguerridas: idea, tragedia y alma. De súbito, el comando nietszcheano ha protestado, alegando que sus rivales iban en desventaja de uno, a lo que les he respondido que la palabra alma vale por dos. Tras el ruego he compuesto un campo semántico adecuado para el combate. Sobre un tablero de ajedrez coloqué los ejemplares de donde se escaparon, es decir, La genealogía de la moral y los Diálogos, testigos mudos de una lucha que en realidad no les concernía, y un tomo gigante de la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, que como saben, soporta mejor todo tipo de máculas sangrientas que sobre él se puedan verter. Alineadas y dispuestas al ataque sobre sus respectivos libros de origen, he dado la señal de comienzo: con inmediata presura y haciendo gala de un romanticismo atroz, el Comando Nietszche se ha avalanzado valerosamente sobre su rival gritando - ¡No vengáis a rezar a mi universidad y  no irémos nosotros a pensar a vuestra academia! -. El Escuadrón Platónico, con gran astucia ha abierto el libro de los Diálogos en el momento de la embestida, provocando la desaparición de las palabras rivales, que, a buen seguro, en el maremagnum de las interrogaciones socráticas, tardarían un rato largo en recuperarse y salir de nuevo al tablero. Han aprovechado para hacer una solicitud de ingreso en El Quijote, que ha sido rechazada, ya que a éste, no le sobra ni le falta palabra alguna. Ha decidido uno introducir al escuadrón platónico en el ejemplar de La genealogía de la moral, así que puede decirse que la contienda ha acabado en tablas. Es muy posible que encuentren acomodo sin dificultad y se queden en sus nuevas moradas, son muy enamoradizas.


domingo, 15 de abril de 2012

Soneto a los pájaros.



Recordarás cuando ya nada importe
La cumplida belleza que en el vuelo
Trazan los pájaros, fugaz anhelo,
Huyendo intemporales hacia un norte.

Quizá en esa ocasión no te conforte
Su esquiva rapidez, sientas recelo
De ese fervor alado, azul revuelo
De tu memoria espejo, fiel transporte.

Creerás que fingen locos desatinos
Confusas ceremonias de tu vida
Mas no es verdad, no tientes a la suerte.

Son ingenieros libres de caminos
Surcando la mirada del que olvida,
Expertos burladores de la muerte.


sábado, 14 de abril de 2012

Ancora un puo di piú.

       
   Parece mentira. En la profusa concupiscencia de las palabras, tan ricamente ornada a veces, en estos libros que me acompañan dando al silencio de la habitación una extraña humanidad desordenada, hay dos palabras que se resisten a concurrir cuando las llamo. Viven enredando afuera, beligerando inquietas en boca de todos. Tienen una agenda apretadísima y aunque nadie quiera al final convocarlas juntas en la misma plaza, siempre se las apañan para gravitar como querubines molestos en las conversaciones. Ésto pasó la otra noche, en un bar: hablábamos con un profesor de filosofía un tanto dado a la cita de coleccionista y al dato inconexo, que nos pintó un horizonte histórico hacia atrás. Él iba, con la ayuda de unas pinzas de tender la ropa, cogiendo periodos históricos y tendiéndolos delante nuestra con exquisita dicción mientras nosotros, como siempre atentos, dialécticos, esperábamos con paciencia un turno de réplica que se antojaba difícil. Uno de estos periodos iba de 1850 a 1900, parecía el abrigo de Nietszche empapado por una lluvia fresca de primavera en el Promenade des Anglais (el paseo marítimo de la romántica ciudad de Niza) puesto a subasta en Sotheby's. Mientras esto ocurría entraron por la puerta del antro las dos aladas palabras: eran cabezonas y parecía imposible que tamaña mollera pudiera sostenerse con alitas de pollo, pero allí estaban, amenazando interrumpir la tesina con chupito que nuestro contertulio desarrollaba, ya digo; con una aplicación más propia de alguien que tiende la ropa, colocando unas braguitas estampadas a continuación de una camisa del Ché Guevara y una toalla con la bandera de Angola, al lado de unas sabanas con la efigie de Napoleón. Revolotearon sobre las cabezas provocando un desorden en la decoración de la sala y al cabo vinieron a posarse ambas en sendos hombros de nuestro interlocutor, que andaba ocupado en la descripción de la toma del bastión de Dresde. Desde allí nos hacían señas para que aceptáramos sin cortapisas la deriva del discurso histórico o lo descartáramos sin más. Aguantamos con decoro las sugerencias de aquellos diablillos con cara de angelitos barrocos, sin hacerles caso, y se fueron. Más nos hubiera valido decantarnos por una de las dos. Aún nos duele el cráneo. El innominable tenderete histórico del profesor de filosofía, era en realidad un atrezo de ropa mojada puesta a secar al sol de la ciencia. Somos heliotrópicos. Ángeles del Sí y el No.

                                         Vanità di vanità by Angelo Branduardi on Grooveshark




Qué sabes tú, qué sabes tú apartada...soneto de Tomás Segovia



¿Qué sabes tú, qué sabes tú apartada
injustamente en tu cruel pureza;
tú sin vicio, sin culpa, sin bajeza,
y sólo yo lascivo y sin coartada?

Rompe ya esa inocencia enmascarada,
no dejes que en mí solo el mal escueza;
que responda a la vez de mi flaqueza
y de que tú seas hembra y encarnada;

que tengas tetas para ser mordidas,
lengua que dar y nalgas para asidas
y un sexo que violar entre las piernas.

No hay más minas del Bien que las cavernas
del Mal profundas; y comprende, amada,
que o te acuestas conmigo o no eres nada.






jueves, 12 de abril de 2012

florema

Leve azahar
Erótica sonrisa
Que humildemente viertes
Tu seminal rocío incandescente
Sobre la sombra de los caminantes

Líbrame
De recuerdos en penumbra
Amargo aroma triste

Que tu llanto de luz
Propague en mi memoria
El canto de la vida.






miércoles, 11 de abril de 2012

Dos mundos, cuento ultraísta.

Flamenco Sketches by Miles Davis on Grooveshark


Reina Oblonga.
      Érase una sola vez dos mundos. El Reino de Parsimonia y la República Locomotora. Dos tierras antagónicas divididas por un viento circular que en Parsimonia denominaban Lentísimo y en la República Locomotora, Urgente. Esto era así porque en Parsimonia el viento se convertía en ligerísima brisa casi imperceptible y al entrar en los dominios de la República Locomotora soplaba desaforado y rápido. Tradicionalmente fue la paz una constante entre estas dos naciones, que se comunicaban a través de cometas.

     En el Reino de Parsimonia, la Reina Oblonga instauró una ley según la cual todo aquél ciudadano que quisiera comunicarse con los de la República Locomotora, debía aproximarse con cuidado a la frontera y hacer volar una cometa confeccionada con un papel de periódico en el que apareciese la singular noticia que deseaba transmitir. El arriesgado mensajero procuraba acercar la cometa ya en el aire hasta un lugar del cielo donde soplara el viento con fuerza desprendiéndose así de sus hilos el papel de periódico, y yendo a parar a algún lugar de la aislada república donde alguien quisiera difundir su contenido. Cierto que, a causa de la extrema suavidad del viento en Parsimonia, había que acercarse mucho a la linde, y se corría el riesgo de ser arrastrado hacia el país antípodo y condenado sin remisión a la muerte, puesto que los gobernantes de ambos países no estaban dispuestos a que sus paisanos se dejaran influir por el modo de vida extranjero. No en vano, el Comodoro Bujías, máximo representante institucional de la República Locomotora, no podía imaginar otra forma de gobierno para sus congéneres que no fuese la oligarquía de la prisa, y a su vez, en el Reino de Parsimonia ya no recordaban cuando fue la última vez que tuvieron un sistema político que no fuese la monarquía del sosiego.

Comodoro Bujías.
Mandar un volantín hasta el tranquilo reino de al lado, tampoco era tarea fácil. A causa del indómito viento, el Comodoro Bujías ordenó que las cometas habrían de confeccionarse con pesados abrigos de piel de oso, escribiendo en el forro el contenido de la misiva, y soltarlas agarrándose previamente con fuerza a unos postes que a tal efecto, los funcionarios de la república dispusieron a lo largo de la frontera.  Poco a poco, los ciudadanos de ambas naciones supieron por las noticias que les llegaban allende el viento, que el tiempo pasaba de muy diferente manera en sus países. Los relojes de Parsimonia son tortugas amaestradas, cuyo paseo determina, por ejemplo, el horario de la jornada laboral. En cambio, en Locomotora, para medir el tiempo usan galgos de carreras y es frecuente que una persona cumplimente su declaración de la renta en menos de un segundo. El conocimiento de esta realidad ha supuesto una conmoción para las dos naciones, y tras una serie de revueltas sociales, los gobernantes han resuelto llamar al gran maestro relojero Prometeo Ruano, que con excelente criterio les ha vendido una multitud incontable de relojes: el resultado es bueno, el viento ha perdido su irregular circularidad apaciguando la inminente revolución que se avecinaba y los dos países se han visto condenados a entenderse. El señor Prometeo Ruano se hizo multimillonario. A día de de hoy han sido incapaces de unificar las dos formas de gobierno. El Reino de Parsimonia y la República Locomotora se destruirán si nadie lo remedia.
Maestro Relojero de vacaciones.



martes, 10 de abril de 2012

mono gráfico

pensamiento lánguido
metáfora ubicua                                     ideas gráficas
palabras evolutivas

              sin norte

retruécanos utópicos
los ciudadanos
          
              pueden estar tranquilos

liquidemos de una vez la deuda

                                                                                                  
                                    o la duda
                          
                                                                  umbral preludio del caos
                                                                  fraudulenta caravana de necios
                                                                  huyendo de la quema

   todos
somos disidentes  en alguna medida        
                                                                  la historia ya no es rentable
                                                                  el hombre y el mono
                                                                  animales dubitativos
                                                                  el deseo aparta la vista del cielo
                                                                
 miradas de cieno
                                                                
                                                                
                                                            

lunes, 9 de abril de 2012

Unidos por el culo


  Con la canícula proliferan los forúnculos, minúsculos montículos rellenos de fécula. Se aprovecha también para rodar películas por fascículos en las que se hace el ridículo (como en este artículo). Pensamos a veces en el espectáculo de ver dos homúnculos unidos por el culo o bien una clavícula herida por tentáculo, y sentimos un vínculo simpático, quizá en la aurícula o el ventrículo, acaso sólo a nivel de la cutícula. Pero son ellos los que se ríen de nosotros, que los miramos con el monóculo de Drácula.


                     
                            Ping y Pong, siameses filipinos.



domingo, 8 de abril de 2012

Hablan por sí solos

¿Ectoplasma o Elocuencia?
Hay silencios que hablan. Suelen hacerlo solos, frente a auditorios inexistentes. La informe multitud de palabras que anda por la calle sin saber exactamente donde meterse, empujada por un frenesí dislocado o llevada de una bien ganada ataraxia contemplativa, pocas veces repara en ellos. Por eso, hoy, al ser abordado bajo un naranjo cualquiera por un ectoplasma, mi primera reacción ha sido ofrecerle un cigarrillo. Los ectoplasmas no fuman. Con ansiedad me rogó que le condujese ante un silencio parlante pues quería medirse con él en animado diálogo. Le advertí que este tipo de silencios fuman con encono y la humareda que los envuelve impide verlos con nitidez, pero, como fuese que el día está diáfano y luce un sol providencial, hemos comenzado el paseo en la esperanza de hallar un silencio en pleno discurso. Secretamente temía yo que el encuentro no fuese pacífico, intuí desde un principio que el ectoplasma era la mismísima elocuencia disfrazada de fumarola. Al rato, tras un corto trayecto, un silencio declamaba, en el río Guadalquivir, una oda a la muda belleza de sus aguas mientras se fumaba un habano de exageradas proporciones. No pude evitar acordarme de Lezama Lima. Ese instante memorable lo aprovechó la palabra elocuencia para agredir impunemente por la espalda al empedernido silencio que no obstante supo defenderse con no menor virulencia quemándole el ojo a su rival con la punta del puro. Un corrillo de palabras y declinaciones verbales se ha amontonado olvidando de pronto sus ataraxias y frenesíes, murmurando curiosos, convocados por la morbidez violenta del asunto. Felizmente, la siempre servicial benemérita los ha separado y llevado al cuartel para hacerles un atestado por escándalo público. Temo por ellos. Por la guardia civil, quiero decir.

viernes, 6 de abril de 2012

según San Magritte...

Las escenas de la pasión están en la calle y son de carne y hueso.

liliputiense

     Tuve de niño algunos episodios de rebeldía sociopática. Momentos en que el alma no sabe qué decir ante el bochorno o la humillación y se malquista con el cuerpo durante un instante que parece eterno. Rebeldía autopática diríamos, entonces. A veces, el mal ambiente administra estas dosis de corriente alterna y el alma busca sus escapes. El caso es que una noche en que mis padres se habían instalado en un tole tole insoportable con un cruce de frases irracionales que ya uno con once años percibía con nitidez como un martirio de muy difícil solución; sentí con pasmada claridad como mi cuello se iba aproximando por la vía rápida a la cadera hasta quedar eliminado por completo el tronco: ese vital centro de mandos corporal donde están todos los que son. Comprendí que el alma, que normalmente reside en el cerebro, me mandaba un mensaje desesperado. Me levanté de la silla, conmocionado, y me dirigí al cuarto de baño donde, con ayuda de un banquito, conseguí encaramarme al lavabo y echarme un poco de agua fresca en la nuca, es decir, en el cóxis. El alivio fue momentáneo pero aún tardé unos minutos en recuperar mi estatura normal y las sensaciones que la acompañan.


En esos  minutos desalmados conseguí hilar un absurdo poema dedicado a un caramelo de miel y limón que ahora, no sé porqué, me parece cargado de sentido: 
Caramelo de miel y limón
No sé levantarme de los fracasos
La verdad es terrible cuando es verdad
Eso depende de la persona. 
La vida, ya lo ven, es un don generoso, es mejor pagarle en especie de amor y de cuidados, si no quiere uno que le desahucien el alma con discusiones infinitas.




domingo, 1 de abril de 2012

DON QUIMERO

Mi libertad llamadla fantasía,
en todo lo demás  soy prisionero,
cárcel la realidad, la noche, el día,
la carne, el mundo, todo lo que quiero.

Sólo me quedas tú, Santa Utopía,
para huir de mi instinto carnicero,
soñar despierto, sentirme todavía
como era yo cuando era Don Quimero.


                                                      Mi libertad llamadla sueño abierto,
                                                      lenguaje de los sueños, de mi sueño.
                                                      No vivir en lo real, cruzar el puerto

                                                      de lo que es y no es, fue y sería,
                                                      sin otro pabellón que el del ensueño
                                                      mi libertad, llamadla fantasía...

Soneto de Miguel Angel Asturias  (Pollensa, Mallorca, 1969)
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