lunes, 16 de abril de 2012

A batalla de palabras, campo semántico.

         
   Miraba uno por la ventana el lienzo celeste con cara de tonto cuando han irrumpido un tropel de palabras en discordia sobre la repisa de la mesilla. Con toda seguridad, escapadas de dos libros que no estaban donde debían. Sepan ustedes que el motivo por el que los libros se almacenan codo con codo, es para que no se escapen fuera las palabras. Como quiera que sus posiciones eran poco dúctiles, he oficiado una batalla entre ellas. De un lado, el Comando Nietszche, formado por las palabras: moral, conciencia, dolor y culpa se proponían aniquilar al Escuadrón Platónico, en el que militaban las no menos aguerridas: idea, tragedia y alma. De súbito, el comando nietszcheano ha protestado, alegando que sus rivales iban en desventaja de uno, a lo que les he respondido que la palabra alma vale por dos. Tras el ruego he compuesto un campo semántico adecuado para el combate. Sobre un tablero de ajedrez coloqué los ejemplares de donde se escaparon, es decir, La genealogía de la moral y los Diálogos, testigos mudos de una lucha que en realidad no les concernía, y un tomo gigante de la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, que como saben, soporta mejor todo tipo de máculas sangrientas que sobre él se puedan verter. Alineadas y dispuestas al ataque sobre sus respectivos libros de origen, he dado la señal de comienzo: con inmediata presura y haciendo gala de un romanticismo atroz, el Comando Nietszche se ha avalanzado valerosamente sobre su rival gritando - ¡No vengáis a rezar a mi universidad y  no irémos nosotros a pensar a vuestra academia! -. El Escuadrón Platónico, con gran astucia ha abierto el libro de los Diálogos en el momento de la embestida, provocando la desaparición de las palabras rivales, que, a buen seguro, en el maremagnum de las interrogaciones socráticas, tardarían un rato largo en recuperarse y salir de nuevo al tablero. Han aprovechado para hacer una solicitud de ingreso en El Quijote, que ha sido rechazada, ya que a éste, no le sobra ni le falta palabra alguna. Ha decidido uno introducir al escuadrón platónico en el ejemplar de La genealogía de la moral, así que puede decirse que la contienda ha acabado en tablas. Es muy posible que encuentren acomodo sin dificultad y se queden en sus nuevas moradas, son muy enamoradizas.


4 comentarios:

  1. Uno las imaginaría bañadas en sangre, pero ya anota usted que enamoradizas. Embonan muy bien en sus respectivas desigualdades. Piñón y corona, se diría. Un placer leer sus microfábulas, como siempre.

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  2. Ya ha corrido mucha sangre por ahí. Atentísimo Don Belianís, sé que anda muy ocupado con la filosofía y le deseo un tanto de tiempo para que embone un pensamiento de su pecunio. Los que le leemos, esperamos con fruición ese agradable momento . Salud a los Guanajuatos.

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  3. Nunca he visto a Nietzsche como enemigo de Platón, sino del neoplatonismo cristiano, que es bien diferente. Incluso, forzando las alas de sus palabras (es lo bueno y lo malo de no sujetarse a conceptos), podemos decir que no deja de ser un discípulo de la Academia. ¿Qué es el superhombre sino la cúspide de las formas?
    Saludos.

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  4. Los filósofos, como los buenos amantes, se complementan. Tiene razón señor Velasco (o Miguel Ángel si es que así se llama), Niestzche supo transmigrar de vuelta a la Academia platónica como nadi,.pero advirtió también de los peligros del idealismo. Yo me curo en salud obligando a esos conceptos a vivir en el libro del prójimo, porque al fin y al cabo, que sería de los unos sin los otros. Saludos afectuosos.

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