lunes, 21 de mayo de 2012

Anatomía de la introspección

Clase magistral del Doctor Celaya.
   Aquí tienen ustedes la radiografía de un poeta impuro. Como pueden observar, en apariencia, el problema radica en que se ha tragado una pistola. Quizá llevado por la desesperación de ver otros poetas que alcanzan la serena y virtuosa orilla del sentimiento lírico sin tantos aspavientos, y en un arrebato de cobardía; en lugar de pegarse un tiro y entrar así en la selecta nómina de los locos sin tacha, ha decidido ingerir el pistolete. Hecho el diagnóstico, sólo me resta decirles que estos casos de impureza poética, no se tratan extirpando. Ese pequeño revolver es un arma cargada de futuro.

4 comentarios:

  1. Esto es poesía de la experiencia.
    Salud
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
  2. Si no te entiendo mal, la poesía impura, como suele ocurrir con toda mezcla siempre, es fuente de fecundidad. La pureza enseguida cae en la arrogancia y el engreimiento.
    Nada mejor que un pistolete en las lumbares de poetas y pensadores puros.
    Un abrazo, Manuel.

    ResponderEliminar
  3. En efecto, Francesc, uno está en el error, y como decía Fernando Merlo, "Disimulando la cara maquillada a yerros." La experiencia es la madre del poema.

    Un cordial saludo, amigo Francesc.

    ***

    Miguel Ángel, bien hallada sea la impureza, mil veces la prefiero al pontificado de la virtud. Tiene Ramón Irigoyen una arte poética que reza así:

    ARTE POÉTICA
    Every poem an epitaph
    ELIOT

    Un poema si no es una pedrada
    –y en la sien–
    es un fiambre de palabras muertas
    si no es una pedrada que partiendo
    de una honda certera
    se incrusta en una sien
    y ya hay un muerto.

    Cielos e inviernos, 1979.

    Un abrazo, Miguel ángel.

    ResponderEliminar
  4. El poema de Irigoyen es brutal. No lo conocía, gracias por el descubrimiento.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...