miércoles, 8 de agosto de 2012

Diga treinta y tres


Lightly latin by HENRI MANCINI on Grooveshark


Clase magistral del Doctor Alamán, pronunciada en el Ateneo de Eminencias de la Pústula.

La urticaria de anticuario


Como saben, queridos colegas legatarios del acerbo protervo, de la mentira medicamentosa y diga treinta y tres, el ser humano patológicamente hablando es una unidad psicosomática de reacciones automáticas y fotosíntesis plantígrada que se adapta al ambiente o muere sea cual sea su cuenta bancaria. Quiero relatarles el caso de un paciente mío, anticuario de vocación, de índole urticaria; paso a contarles, en nuestra indescifrable jerga de matasanos el diagnóstico que le hice en su día, ilustrado con la radiografía de su tienda, una imagen vale más que mil microbios:
 
El ácaro de anticuario cuartea primero la madera y en una adversaria segunda fase pasa a la piel, mercenaria y antirreglamentariamente, instalándose como comendatario de la picazón y concesionario sectario del pus. Si no se trata con agentes corsarios, esporozoarios, provocando la asfixia del ácaro, el paciente desarrolla especularias costras hospitalarias donde el parásito arácnido incuba una nueva generación de legionarios fideicomisarios de la glándula que se internan en el sistema superficiario, provocando en el sufrido coleccionista de relicarios un tormentario dolor circulatorio que puede llegar a convertirlo en un visionario.

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