miércoles, 1 de agosto de 2012

Duerme, fatuo narciso


                                 En días de verano parecidos a este
                                 febles como el dolor de otros que nos
                                 parece breve frente a la faz segura
                                 que aguarda, tibia máscara, en los espejos;
                               
                                 alzo las manos vacías, sin rezar,
                                 me bebo el humo de mis cuentos
                                 me muerde por dentro una duda
                                 de carne desolada y fríos huesos
                                 allá donde lo oscuro se queme sin remedio.


                 

                    


4 comentarios:

  1. que duerma
    seguro el sueño lo despierte
    la muerte

    En el fondo
    se escapa en un suspiro de la máscara
    se quema sin cesar

    en el espejo del agua
    un broche para terminar también
    un final teatral...

    Andri

    (no sigo, aquí quisieron ellas detenerse)

    Un abrazo.

    Andri

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  2. Ah, qué bonita esta pieza. El laúd suena muy bien. Y no conocía al compositor (fui y averigüé un poco en mi enciclopedia favorita). Bueno, en verdad, conozco (por así decirlo) muy poco de esta música. Para no decir nada, porque eso tal vez debería darme vergüenza. Bueno, tampoco es cuestión de maltratarme aquí delante de la gente, ¿no? No lo digo en serio lo de la vergüenza, pero tal vez debería indagar un poco más y seguir conociendo.

    Nada, pues, hasta luego!!!

    Andri

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  3. Andri, te felicito por los post, que son muy agradables. El instrumento músico es una una tiorba, de la familia del laúd pero mucho más grande. No se avergüence, ande.

    Gracia por la visita, un abrazo.

    Salud
    Manuel

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  4. Chico, no hay mucho de Fernando Merlo en Wikipedia, pero seguiré buscando. Ay, me impactó mucho saber cómo fue encontrado muerto. Sentí una sensación que me estremeció el cuerpo. No esperaba leer eso. Qué se yo!, no sé porqué me pasó lo que sentí al leerlo. Morir es morir y no importa de qué manera, y morir es natural. Y autodestruirse parece que no, pero es tan natural como el espíritu que nos impulsa a querer vivir. Tal vez mi visión, distorsionada, a veces lo ve bien todo.

    Andri

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