miércoles, 12 de septiembre de 2012

Espectrograma de Don Luis de Góng

Poderoso Caballero by Dirk Van Esbroeck on Grooveshark
Ora pro nobis gran poeta
cráneo privilegiado de las letras,
la arqueología crítica te busca
como a un duro antiguo:
un extraño doblón de masa quieta
con perfiles de sauce y tiburón.

Una curiosa mueca
de intransigente padre de familia
nos aleja del mito irreverente:
la sangre de Petrarca
ilumina sus venas culteranas
y una castiza frente de botijo
pensativa, suena a hueco,
llena de soledad sonora.


Y Riase La Gente by Paco Ibañez on Grooveshark
Al Juarismi




4 comentarios:

  1. ¡Bien, bien, amigo Marcos! En este mundo mediocre, en el que "lo desconocido es casi nuestra única tradición", es importante que algunos cuadernos de bitácora mantengamos alto el listón de los clásicos.
    ¡Bravo!

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  2. Gracias, Manuel María, los clásicos son una fuente inagotable en la que beber cuando el tráfago diario de rutilantes estrellas fugaces depone por agotamiento sus armas.

    Salud

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  3. Pero, como señalaba Ortega (¿otro clásico?) los clásicos son tales si son capaces de ser un pasado presente.
    Aunque mi opinión no es sino un juicio de gusto, puesto que soy lego en la materia (o mejor en las materias), os diré que la poesía de D. Luis me deja, más que frio, adormilado.
    Me ha encantado "la castiza frente de botijo"
    Salud.

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  4. Lo del vate vago eran una jerga marinera venida de muy antiguo, una letanía de aedo homérico, por eso el sueñecito. Quién no haya dado nunca una cabezadita leyendo a Góngora es porque no sabe lo que es la siesta y sus delicias froidianas con agua fresquita, no es persona hombre, un poquito de debilidad. Lo bucólico de las escenas es absolutamente embriagador, en el mejor sentido, por supuesto. En otra ocasión con Wikipoema absurdo dije que era un gong con ecos de retórica. Han traído una exposición muy interesante a Córdoba y está la gente un poco revoltosilla en el facebook, por ir a verla. Por eso este espectograma un tanto siniestro, los huesos del poeta reposan en un pequeño arcón de mármol en la esquina que da al mirahb, y al lado está la puerta de los lavabos, en un alarde de culteranismo desconfiado de la posible venaca árabe que corría por las venas del enrevesado aljamiador de versos.

    Muchas gracias Miguel Ángel, un abrazo.

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