viernes, 12 de octubre de 2012

PALOS DE SOMBRAJO (ordenados)

18. en general se prefiere el serial doméstico pero fue un once de noviembre de 1918 a las once de la mañana se firmó el armisticio el final de la gran guerra mundial morían como ratas ingleses un millón en los bosques fríos de francia donde la niebla hiela el aliento de las lombrices se prefiere el serial doméstico con besos bobos un minuto antes del alto el fuego el general percy estaba obstinado en llegar hasta berlín a las once de la mañana del día siguiente como pedro por su casa hubieran entrado se hacía efectivo el alto el fuego aún hoy surgen del barro los tenedores balas un saxofón barítono polainas trozos de metralla a cien kilómetros por hora te dejaban sin cara ya estaba firmado siéntate günter eres de origen alemán el mensaje que llevas dice que a las once de la mañana del once de noviembre de 1918 todo habrá terminado para tí terminará un minuto antes recuerda que los bucles dorados de tu hija te desplomas el francotirador alemán no te esperaba por aquí en general se prefiere el serial doméstico pero algunos siguieron disparando hasta después de las once de la mañana del último día de la gran guerra la primera guerra mundial el leviatán decimonónico cerrado en falso porque los relojes oxidados en la húmeda trinchera atrasaban y la gloria es más importante que todo morían como ratas tumefactas los francotiradores alemanes no se movieron de su sitio sus relojes de piel de madre se atrasaron unos minutos más y el general percy era de la quinta del sordo quería un rendición incondicional nunca pidió perdón a quién james cornelius tenía cinco tiernos años nunca conoció a su padre que era fiel a la patria como un queso de gruyere se lanzó a entregar aquel correo pero todo el mundo sabía que la guerra había terminado toda europa era un escombro y tu también a quien le importan tus condiciones el papel se firmó en un vagón de tren que olía a naftalina y tabaco de la guayana ferdinand foch se mantuvo muy firme ese mismo día murió su hijo en combate las condiciones del armisticio fueron duras muy duras el mariscal ferdinand foch estuvo muy frío con la delegación aria en general se prefiere el amor en los tiempos de la belle époque y toda esa nostalgia de pacotilla aún brotan cananas con balas espitas de mortero las mandíbulas y los dientes de oro son pasto de la lombriz de fango al odio no se le puede poner hora todo el mundo se acuerda de los héroes pero después de las once de la mañana del once del once de 1918 murieron muchos más postrados en una cama sin boca ni nariz con la cara castrense castrada por un resto de metralla a cien kilómetros por hora dónde vas günter no merece la pena qué ironía quítate el casco y reza por el alma de tus compañeros luego te lavarás el cuerpo de los excrementos que has ido soltando stenay fue la última población que se tomó pero en parís y nueva york ya llevaban un día celebrando el final de la primera gran guerra estaban borrachos de alegría en los bosques fríos de las ardenas los relojes atrasan un poco es por la humedad que está llena de mónadas

2 comentarios:

  1. "al odio no se le puede poner hora"

    qué fácil el odio, ¿verdad?, cuesta abajo siempre.

    qué poderío, Manuel, tienen esta serie de palos de sombrajo. explotan en las manos.
    abrazos gordos.

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    Respuestas
    1. Y tanto, rueda y despeña llevado por una furia ciega, Antero. Muchas gracias, poeta, te voy leyendo poco a poco y destilas esa lucidez despreocupada, provocadora y de pedrada seria que tiene la mejor poesía. Un abrazo.
      Salud

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