martes, 20 de noviembre de 2012

BESTIARIO ENDÉMICO: el cándido vulgar

   Su nombre científico, candeus vulgaris, hace referencia a una rara cualidad de este ser, autóctono de las Praderas de Suavia, que muda el color de su cuerpo al blanco neutro, cuando le afirman categóricamente algo que sea mentira. La policía moral lo usa con provecho para la delación de fraudes y demás ocultaciones interesadas, se utiliza como cebo para coger in fraganti a los malhechores, pero una vez consumado el instante de la revelación, es imposible sacarle una confesión, ya que, además de ser mudo, todo lo que oye se va acumulando en el fondo de sus orejas, inflamadas a causa de una otitis congénita, provocada por la escucha secular de la chicharra. Sus apéndices auriculares tienen la propiedad de erguirse y descargar tremendos golpes sobre la cara de sus depredadores; el lechuzo normal y el primo común, ambos dos obsesionados por la posibilidad de llevarse al pico un suculento plato de oreja de cándido frita. Aunque en apariencia parecen una víctima propicia, sólo el año pasado perecieron más de doscientos lechuzos, de largo, el avechucho más peligroso de Eurora, a causa del mortal sopapo que propina.


   Se multiplican a través de estos enormes apéndices. Los ejemplares femeninos ovulan cuando sus parejas les arriman al oído cálidas frases de amor, siendo tal su capacidad reproductiva, que la Comunidad de Vecinos de las Praderas de  Suavia, los ha puesto en cuarentena, so pena de caparles las orejas. Para evitar que mueran de aburrimiento los han enseñado a leer, suministrándoles una colección completa de novela policiaca a cada uno. En general se adaptan muy bien a todas la imposiciones a que la moderna sociedad les obliga: no pueden escribir, ya que contarían todo lo que saben provocando la sedición mundial, terminantemente prohibida por la Sociedad de Naciones Neutrales sin ánimo de lucro; tampoco pueden ejercer el derecho al voto, ya que se dejan convencer por expertos oradores, sin ejercer el más mínimo esfuerzo crítico de comprensión. En el estado de Frigidaria, no obstante, ya se ha visto la conveniencia de que acudan a los mítines del candidato contrario para ponerlo en evidencia, porque, al cabo de unos minutos de sermón, pasan de la mudanza de color a un trance de espasmos que provocan el desengaño del electorado. En el centro de Manipulación Genética de Tulandia , se está probando un antídoto para que, en vez de ponerse blancos a causa de las tamañas falacias que escuchan, aplaudan con las orejas.

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