sábado, 17 de noviembre de 2012

BESTIARIO ENDÉMICO: el lechuzo normal


    Bajo una apariencia de ave noctífaga de mirada risueña, se esconde, en el lechuzo; una persona absolutamente normal. Siempre que se le proporcione una dósis adecuada de bayas de enebro y un vasito de agua tónica, a la hora convenida, el lechuzo normal acudirá presto a sus deberes laborales. Suele ocupar pequeños cargos de relaciones públicas, dándose, en extraordinaria ocasión, el caso de haber ascendido a ministros del exterior, gracias a una sabia combinación diplomática de fondos de armario y anécdotas sobre la idiosincrasia de los distintos prioratos, mancomunidades autónomas, nacionalidades histéricas y populandias de vecinos que conforman el magno continente de Eurora.

Señor Moralinos, exministro del exterior de Tulandia
   Originario de las praderas mansas de Ginebra, donde era muy apreciado en los albores de la edad mediocre, por las propiedades curativas de sus lágrimas, que se creía sanaban la ceguera catártica y los déficits de atención infantil; inició una diáspora por motivos personales a principios del siglo XX, patrocinada por la nacionalidad histérica de Tulandia, con el objetivo de difundir el sentimiento tulandés por toda Eurora, concitando en algunos casos la enemistad de regiones tradicionalmente amigas. Un incidente con el Priorato de Uvas Calientes, a la altura del meridiano de Sandwich, se saldó con la muerte, hace tan sólo cuatro días, de trece primos comunes, ocho lechuzos, y una señora cíclope que pasaba por allí con la aviesa intención de fulminar primos comunes con su mirada unívoca. El altercado se originó a raíz de la irrupción de una colonia de lechuzos normales en la fiesta del celo de los primos comunes, que estaban en esos momentos ejecutando amorosas cópulas y quejidos líricos ( ver berrendataria de Satrústegui ). Se sospecha que la colonia de lechuzos reprendió con un canto gregoriano, la lúbrica ceremonia nupcial de los primos, impidiendo el desarrollo satisfactorio del espectáculo turístico. Todas las cámaras fotográficas, con sus correspondientes carretes, han sido requisadas por la policía moral. El estado de Frigidaria, de donde era natural la señora cíclope Luzmila Petrovna, ha interpuesto ante la Sociedad de Naciones Neutrales sin ánimo de lucro, una querella criminal contra la especie endémica del lechuzo normal. Es muy posible que vuelvan en poco tiempo a ocupar sus antiguos puestos de cara al público y, con toda seguridad, se les prohibirá hacer propaganda política.

5 comentarios:

  1. Estos lechuzos, amigo Manuel, son mediocres, de baja calaña, advenedizos de medio pelo, aprendices de mariscal decadente. Pasarán los solsticios y su vuelo será sólo una nota en un cuadernillo polvoriento. Nada que ver con mi lechuza ateniense, la de Pallas, la sabia y nada que ver con aquellas lechuzas que sorbían el aceite de los candiles de Santa Maria dei Fiori y, con el ocaso, emprendían el vuelo, dejaban atrás el Arno y se dirigían a Fiésole, a la colina que "sguarda l'Arno", iban al convento de los franciscanitos y se embelesaban con Fra Angelico, ¡qué lechuzas, amigo mío! ¡qué lechuzas!
    Salud
    Francesc Cornadó

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  2. Manuel, te felicito por el texto, es muy bueno.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    Respuestas
    1. Francesc, admirado poeta y amigo, las lechuzas de la sabiduría son una maravillosa excepción que vuelan los solsticios y navegan los grandes mares de la ignorancia, para dejarnos, como tu haces aquí, una nota de belleza intemporal. Muchas gracias por tu visita y un abrazo.

      Salud

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  3. amigo manuel, leo arriba a francesc con envidia porque yo no he llegado a entender, sólo me he dejado llevar por tu corriente magistral de rápidos y remolinos que agujeros de gusano y qué sé yo. y algunas pinceladas que me llevan a algo que parezco conocer, como piedras flotantes donde reposar el salto, y, en definitiva, una sensación de estrépito y tal vez... pero releo con el firme propósito de no comprenderlo nunca del todo. enorme.
    salud, poeta

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  4. Dice Andrés Neuman, de Horacio Quiroga, el primer gran cuentista latinoamericano, que "un buen cuento tiene mucho de engaño cortés o de chantaje consentido." Tengo la suerte de contar con lectores de enorme sensibilidad, que me lo permiten. Celebro que te guste.
    Salud, buen amigo.

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