lunes, 12 de noviembre de 2012

LA PIEDRA CALIENTE

Nos levantamos al alba. La niebla gravita como una mano blanca y fría, aún, entre los olivos. No tardará en esfumarse; mientras nos vestimos, desayunamos y preparamos el plan del día. Con la pereza humedeciendo los ojos, salimos al olivar. Ya va despejándose el aire helado del rocío mañanero. La luz se filtra entre los troncos, agarrados a la tierra con la misma fuerza que les da la vida: dibuja una muchedumbre antigua, un mar de seres ungidos por el sol, hermano de todos. Fermín hace la fogata para calentar una piedra. Cuando queme nos la pasaremos unos a otros. Las manos entumecidas no trabajan bien. Todo es comenzar.

4 comentarios:

  1. Tu historia me ha hecho pensar en el período que Homo Sapiens y Neandertales convivieron. Siempre me ha fascinado el tema de "los otros seres humanos" que se extinguieron.

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  2. Celebro que te de para imaginar tan remota época. Los Neandertales eran inferiores, demasiado rudos para adaptarse a las circunstancias, me recuerdan a ciertos políticos, que fenecen sin haber conocido la virtud.

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  3. Necesitamos piedras calientes que nos desentumezcan el alma y la voluntad, de lo contrario van a seguir dándonos frías pedradas.
    Todo es comenzar.
    Salud

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    Respuestas
    1. Cómo lo sabes, admirado amigo. Si no despertamos, a ver de quien nos llega la homilía. Tengo para mí que no hay mejor manera de trabajar, que en grupo. Ésta noche pasada, Miguel Ángel han quemado unos contenedores en la calle donde vivo; ya se me había olvidado que hay huelga hoy, pero más que una huelga parece un paseo con banderitas. Somos mansos.
      Un abrazo
      Salud

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