domingo, 13 de enero de 2013

La espalda de Damocles


                                   A propósito de cuchillo,
                                   todas las mañanas
                                   me corto diligente la cabeza.
                                   Yo me asesino el tonto, señores,
                                   señoras (no se arroben)
                                   me corto la mollera;
                                   con un triple mortal
                                   la tiro a la basura,
                                   y automáticamente:
                                   se me vienen los mejores recuerdos.

                                   Lástima, pienso con el filo del cuchillo
                                   (que es lo único inteligente que me queda)
                                   ya no podré llevarle flores a mi padre
                                   cuando muera.

                                


9 comentarios:

  1. Siempre pensé en romperme la cabeza. Cortarla es como muy macabra ¿no? Y si puedes volver a empezar desde un principio, para qué quieres los recuerdos. Cuando entras en una cueva, haces un reset. El cielo está sobrevalorado. Por otro lado, no puedo ahora dejar de imaginar un contenedor de orgánica saturado de molleras de locos que besaron a los niños.

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    1. Los recuerdos son, a veces, lo único que nos queda contra la máquina racional del tiempo y su administración, así qué como digo, prefiero cortarme la cabeza antes que entrar en el régimen del todo a su hora. Gracias por la visita.

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  2. Un poema delicioso. Racionalizablemente surrealista. Al perder la cabeza se ganan sus recuerdos y sus afectos.
    Salud, poeta Manuel.

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    1. Eso es Miguel Ángel, hay que perder la cabeza para ganar quien uno es si es que es alguien, que como decía García Calvo, este Futuro o supuesta realidad incontestable hacia el que hay que llegar y nunca llega, es una falsía basada en el dinero y este a su vez en la muerte.
      Un abrazo, querido profesor.

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  3. Te leo siempre por la mañana, a veces de madrugada (me levanto muy temprano) y muchas veces me pones a coger moscas, se me forma una confusión mental de que quieres decir realmente. Eso es lo que tenéis los poetas que activáis mecanismos ocultos y hay que descifrar lo que queréis verdaderamente decir, por el uso de las metáforas. A lo mejor solo hay que leer las palabras bonitas una detrás de otra y ya está. Salud compañero.

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    1. No lo descifres Paco y busca el niño que te lleva de la mano a leerme, que allí, en la sorpresa y la metáfora, está lo que tiene esto que decirte, en ese desconciert; que me parece bello y hermoso que aún te pase. Ahí está tu sensibilidad remozada por la sacudida del poema o joema.
      Salud, mi buen amigo y gracias por la visita

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  4. Precioso, trágico, con mensaje. Un abrazo.

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  5. En la Patagonia, siempre pasan nubes con muchachas de faldas cortísimas. Uno las ve venir y mira para otro lado, no vaya ser cosa que te revienten a patadas. Un abrazo Manuel.

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    1. Un abrazo, Hugo, si te revientan serán nubes tontas, la dirección del viento y faldas que son veletas.

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