miércoles, 9 de enero de 2013

LA INDEPENDECENCIA DE CATALATALUÑA

Cuando se corta la uña del dedo gordo del pie, si se hace bien sale una media luna, vamos, una media luña, catando bien y sin dar la lata, porque en esto de llevar los pies decentemente bien recortados, es muy importante que no se meta nadie por medio, en el momento del corte, a dar la lata con su opinión, vaya a ser que se extirpe uno el entero gordo dedo del país, digo del pie, perdón. Haciendo una translación (o sea, una traslación nacional indecorosa) al tema de la independencia de Cataluña, si pudiera imaginarse siquiera que, no ya el pie, sino el cuerpo mismo de España, suponiendo que España fuera una persona jurídicamente estable, con sus mocos en invierno, y unas irrefrenables ganas de cerveza helada en toda época del año y tal, y suponiendo, que ya va a ser mucho gerundio con tan poca chicha, que Cataluña fuese un dedo gordo de estos que duelen pa rabiar; sería mejor hacerse la manicura francesa y dejar al final de la luña una linea de demarcación, clarita, quenipatínipamí, porque se ve que a Josep le va a durar mucho la Lleida, y le pueden salir hasta padrastros si no se cuida las lunas.

2 comentarios:

  1. Magnífico, Manuel. Hoy día los nacionalismos, sean los que sean, no son sino una tapadera de intereses económicos y de poder, por un lado, y un egoísmo exacerbado, por otro.
    Salud y derribemos las patrias.

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  2. Todas ellas, menos las que viven en nuestra alma viajante y en solar de las letras, que es mismo de la libertad. Abajo con los disfraces y las fronteras, el hombre es uno y pluriversal, todo lo demás son intereses espúreos. Aunque el problema se las trae.
    Salud

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