lunes, 24 de junio de 2013

POR QUÉ YA CASI NADIE LEE POESÍA / poema de Ángel Ortuño y Eduardo Padilla



Es obvio que el problema no puede atribuirse solamente

a la creciente imbecilidad del lector.

El poeta, ya desde siempre de tendencia onanista,

hoy le rinde culto o bien a la chatarra y a su sobrevaluado

y gangrenoso sentido de ironía postmoderna,

o a su propia habilidad para imitar al avestruz y meter la cabeza

    en un hoyo,

con frecuencia el suyo propio,

donde el vaporcillo letal de esa endogamia seudo-platónica

que sólo se preocupa de “los problemas de la escritura y el

    lenguaje”

(vaporcillo adormecedor subvencionado por cualquier estado

    u organismo que adore,

y como no, a un buen caniche culterano debidamente castrado

y premiado internacionalmente pues el prestigio intelectual es el

mejor aromatizante para mataderos que se haya inventado)

mata de aburrimiento hasta a los parásitos intestinales más

recalcitrantes.

Si usted conoce a un poeta

escúpale en la cara primero, luego hágale preguntas.

Obra de Ismael Velázquez Juárez


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