lunes, 8 de julio de 2013

EL CAMALEÓN SIBARITA

Tumbado al estilo poeta romántico en el sofá, miro una hipotenusa con lengua. El camaleón de la gramática parda, camuflado con el color de la retórica, lanza su lengua retráctil, prende y se traga una pulga. Alguien toca el ukelele. Sibarita un tanto obeso, me pierdo en el opio contemplativo; en relación al sofá soy también una hipotenusa camaleónica que estira la lengua con un cierto dramatismo, funámbulo camuflaje, de lentitud sin trampas, en esas horas que la calima se abate sobre la ciudad con la terrible luz de la verdad, sobre el mundo: naturalista como él solo.
          La espiral de la cola es un retruécano abandonado que encontré en un contenedor de vidrio, intentaba asomar el olfato por entre las lascas brillantes de la botellas rotas. Observé sus ojos, topacios temblorosos, afinados como notas de piano tocadas por un niño tirano. Pensé: tal vez sea buen momento para enfriar esta prosa con hielo y café. Y aquí me tienen cambiando pañales por partituras en el piojillo.
Collage de Paco Marcos

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