domingo, 20 de octubre de 2013

DOCTOR, CUANDO COMO PIPAS PIENSO EN LA MUERTE



En suma, la Nada es tan intrascendente como una pipa de girasol. Al menos la geomorfología nos enseña a distinguirlas como unidades ordenadas en un todo que evoca con lirismo el orbe entero. Parece el girasol necesitado de esa energía sagrada. Llega un ser metafísico y pregunta la hora. Si te dicen barroco has de disimular, porque sabes que una pipa de calabaza es digna representante del Todo: este común universo superpoblado de palabras que nada añaden al silencio.
Ahora la moda es que todos los misterios, al fin, han sido desvelados; ya que tenemos un concepto, en tan alto grado, burgués, del desigual progreso (no entraremos en detalles con ninguna imagen que induzca a la lágrima). Pedimos al maestro un redoble de caja para que aparezca en escena, si cabe, Dios: ese eterno ausente del que nadie se acuerda excepto cuando truena. Lo mejor, según el catecismo del que sonríe, es no necesitar a nadie. Se va el ser metafísico, un tanto cabizbundo y meditabajo: como el girasol. Los que van a trascender le saludan.

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