Aquí sigo con los mismos lápices. Esos de hacer flechitas para clavar el tiempo en un tablón de anuncios. Sigan por esta vena en dirección contraria a la gravedad. Al final hay una sala de teorías: se disecciona el ojo. Se le extrae el cristalino, donde reside el rigor crítico cuya mascota es un peluquín.
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