martes, 26 de agosto de 2014

BIOGRAFÍAS RIDÍCULAS: Julio Cronopio




   Tan exageradamente grandes, sus ojos de ajolote, sus piernas de autonauta de la cosmopista; tan educadamente irónico, tan sutil, existencial silla sus rodillas, para enamorarse de la vida, de la literatura, y hasta de una trompeta que no suena. 
   Y aquel frenillo que hacía rodar la erre con la vibrante simpatía de una albóndiga en caída libre por la pendiente serena de las palabras. Descanse en pez.






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