miércoles, 24 de septiembre de 2014

UN SUEÑO, relato de Daniil Ivanovich Kharms



   Kalugin se quedó dormido y tuvo un sueño. Estaba sentado entre unos arbustos y un militar pasaba frente a estos. Kalugin se despertó, se rascó la boca, volvió a dormirse y tuvo otro sueño. Pasaba frente a unos arbustos, y entre los arbustos estaba sentado y oculto un militar. Kalugin se despertó, puso un diario bajo su cabeza para no humedecer la almohada con su baba y volvió a dormirse y a soñar. Estaba ahora sentado entre unos arbustos y un militar pasaba frente a estos. Kalugin se despertó y acomodó el diario, se durmió y volvió a soñar. Pasaba frente a unos arbustos, y en los arbustos estaba sentado un militar. A esa altura Kalugin se despertó y decidió no seguir durmiendo, pero en seguida se durmió y tuvo un sueño. Estaba sentado detrás de un militar y pasaban caminando unos arbustos. Kalugin gritó y cambió de posición en la cama, pero ya no pudo despertarse. Entonces durmió cuatro días y cuatro noches sin interrupción, y al quinto día se despertó tan flaco que tuvo que atarse las botas a sus pies para que no se le cayeran. En la panadería donde siempre compraba pan de trigo no lo reconocieron y le dieron pan con mezcla de centeno. La Comisión Sanitaria inspeccionó el edificio, encontró allí a Kalugin, lo declaró insalubre e inservible y ordenó a la cooperativa del edificio que lo arrojara a la basura. Así que plegaron a Kalugin en dos y lo arrojaron junto con los desperdicios.






3 comentarios:

  1. Qué texto tan libre de toda convención literaria este del amigo Kharms...

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    1. Sí, Carlos, es un escritor ruso de los años 30, original e inquietante: las convenciones son la muerte del arte, aunque sin ellas tampoco seríamos nadie.

      Salud, amigo.

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  2. Siempre refresca ver los rumbos por los que van tus lecturas, Manuel, que dicho sea de paso, son los rumbos de nadie más que conozca. Este texto tiene una cualidad caleidoscópica muy rara y vertiginosa. Esa insistencia del militar, el arbusto, el sueño, es triste. Un texto muy bello, agradezco el descubrimiento.

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