miércoles, 26 de noviembre de 2014

BESTIARIO ENDÉMICO: el ninguneonato.


    Aunque su nombre inspire compasión, es la más grande alimaña del Priorato de Uvas calientes. Se enrosca en un silencio grave que desprende pavesas de insomnio cuando se siente amenazado, y expulsa lágrimas de tinta china hacia la nariz de su depredador natural, el lechuzo normal. Va a la escuela con regularidad y cierto aprovechamiento, asa castañas en el patio mientras no se le moleste, y a través del mosquito adeste fideles, el ninguneonato puede transmitir la terrible enfermedad bulbosa del sueño, donde las mariposas explotan cuando la luna tiende un manto de tibia locura y fosfatos sobre las viñas del Priorato. Tiene la aleta caudal bajo los genitales y puede a voluntad nadar en cualquier agua sin mojarse. El vino de estas tierras imaginarias se evapora suspirando consignas amorosas sobre el arriate de las camelias. Pero esto es algo que el ninguneonato no entiende, debido al alto ruido político medioambiental. Por eso algunos primos comunes lo utilizan como mascota en una pecera con ruinas renacentistas italianas que colocan desconsoladamente en la mesita con lámpara del salón para que aprenda retórica clásica por telepatía. En realidad todo esto se resumiría brevemente diciendo que su apariencia es de ballena que va al odontólogo exclusivamente los domingos y fiestas de guardar. Su nombre científico es "Nimis nimis", aunque responde a "pepito grillo"


Un ninguneonato, recién nacido en el Lago de las Aguas Mayores: el vertedero de lágrimas azules de la Península de Tulandia.


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