el desdoblamiento virtual de la personalidad
en la red social
produce una ilusión de estabilidad emocional
equiparable al lavado de cara
matinal
cuidado con la publicidad
estimados catecúmenos
del mondo lirondo
oh, si el pudor se pudiese controlar!
estamos mejor así, cada uno en su facebook
y Dios en el de todos.
El pudor siempre incontrolable, claro. Pero la sinvergüencería siempre como un huracán libidinoso. Cosas biológicas de la perseverancia de las especies. Una vela por Darwin y otra por mí en las noches en que lo pretendo.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar por mi blog. Invitadísimo.
Nos seguimos entonces. Saludos.
Felipe.