lunes, 12 de marzo de 2018
jueves, 8 de marzo de 2018
DOCUMENTO EN BLANCO IV
IV
La jornada es segunda en su inmediatez
Hiberna el cerebro en la conspicua verdad
Allá donde las codornices y un manto de sombra
Cubre la indiferencia del mundo
Hacia todo el amor de las esferas
Hasta que amaine la tormenta de moscas.
Hiberna el cerebro en la conspicua verdad
Allá donde las codornices y un manto de sombra
Cubre la indiferencia del mundo
Hacia todo el amor de las esferas
Hasta que amaine la tormenta de moscas.
sábado, 3 de marzo de 2018
PUJANTE FALSIFICACIÓN METAFÓRICA
Quiero volver a donde nunca estuve
para vivir de nuevo lo inaudito.
jueves, 1 de marzo de 2018
FLOR CRISTIANA
"Los dioses son dioses
porque no se piensan."
Ricardo Reis
El alba ilumina los objetos, las almas
destazadas en el abismo,
poco a poco, casi con desprecio
amanece, qué fragante
el crótalo limpio de la luz.
Flores cristianas en la maceta tiemblan
con el viento de marzo, venéreo desdén
los amantes se van a su destino y olvidan
cuánta sencillez se pierde por los caminos.
Herrumbre de no ser siendo, levemente
suturada por la caricia de qué mano,
elevando el gerundio a condición de hombre,
condicionales fríos, infinitivos muertos,
pero la primavera asoma entre la nieve
con un fervor callado, rebosa los veneros
la trasparencia fiel del agua nueva.
Lejos del mundo avanza
la savia incombustible de lo eterno
hacia la copa de tu árbol, y piensas
si no es verdad que la vida pasa
ajena a todo cuanto te preocupa.
Mira la flor cristiana, tintada con la sangre
que mansamente brota de mi boca, mira
su faz ardiente frente a la miseria y el odio,
la caridad silenciosa de su dolor vegetal
transido hacia un imposible, con una pena
desmentida por un tallo delgado pero fuerte,
cuando la lluvia arrecia sobre su linda cara.
El alba le da luz a todo lo que sobra,
y el hombre debería repartirlo
porque es el pan de todos.
porque no se piensan."
Ricardo Reis
El alba ilumina los objetos, las almas
destazadas en el abismo,
poco a poco, casi con desprecio
amanece, qué fragante
el crótalo limpio de la luz.
Flores cristianas en la maceta tiemblan
con el viento de marzo, venéreo desdén
los amantes se van a su destino y olvidan
cuánta sencillez se pierde por los caminos.
Herrumbre de no ser siendo, levemente
suturada por la caricia de qué mano,
elevando el gerundio a condición de hombre,
condicionales fríos, infinitivos muertos,
pero la primavera asoma entre la nieve
con un fervor callado, rebosa los veneros
la trasparencia fiel del agua nueva.
Lejos del mundo avanza
la savia incombustible de lo eterno
hacia la copa de tu árbol, y piensas
si no es verdad que la vida pasa
ajena a todo cuanto te preocupa.
Mira la flor cristiana, tintada con la sangre
que mansamente brota de mi boca, mira
su faz ardiente frente a la miseria y el odio,
la caridad silenciosa de su dolor vegetal
transido hacia un imposible, con una pena
desmentida por un tallo delgado pero fuerte,
cuando la lluvia arrecia sobre su linda cara.
El alba le da luz a todo lo que sobra,
y el hombre debería repartirlo
porque es el pan de todos.
Fotografía de Sergei Maximishin |
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