Qué más da, usted no se preocupe,
todos mis partos de poeta
se disuelven
en el abrevadero de las bestias,
al sumidero de la cultura
en torbellino caen como pendejos.
Así que salgo al viento fresco
y beso los harapos de los pobres,
orino en la bufanda de un director ejecutivo,
le casco treinta y un ni uno más huevos en la frente
a mi mejor amigo de la infancia,
que hace tiempo me trata como a un paria.
Todo esto con la felicidad de un niño tuerto
al que las mariposas le soplan al oído
secretos de abeja, miel libada de sueños.
Y a joderle bien al futuro su plan de pensiones:
¿ no ven que el futuro es un perro corte de mangas?
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Dibujo de Roland Topor |