Alafantes evadiendo capital |
Los habitantes de Ademania, Trompetania y Mascarandia son seres que han mutado por una serie de sinrazones: una suave brisa azul, venida del confín extramundano, besó sus rostros. Los trompetanos sufrieron mutaciones del deseo. Mientras vagaban afligidos por el sendero de la evolución, el dedo de un dios tocó sus cabizbundas melenas y las tornó de color amarillo óptimo, dotándolas de un brillo reflectante en la oscuridad. Cuando la noche los cubre se reúnen a contarse leyendas de la Isla de la Razón. De las llanuras arcaicas de la desazón vienen muchos máscaras a cicatrizar las heridas del dolor universal, que esplenden como llagas metamórficas en sus rostros de piedra pómez. Adoran a Poliblasfemo, el dios cíclope de mirada unidimensional, cuyos sellados labios transmiten la sabiduría del viento cálido del sur.
Cuento al alimón de Francesc Cornadó y Manuel Marcos.