¡ Cómo no ser dual, antes que fraile o cocinero !
El punto de partida es dual siempre, el fenómeno y su numen, la soledad sonora de la imagen evoca un mundo que pasó, pero puede retornar eternamente. Borges se inventa solo, en este fango iridiscente lleno de espejos que ahuyentan la duda del tiempo; mirando con su ceguera el orbe. Lo múltiple, entonces, impide la tiranía del ejemplo, de la barata muestra detallada de artículo vendible que tienen estas letras con estampa: iconocomentarios necronomicónicos isócronos, que parecen, como Jano, estar mirando en direcciones opuestas. Mejor ser dual, que ombligo en las Islas Wifi.