Menos mal que existen, entonces, la palabra parece que recobra el silencio que la distingue de las otras.
Cogito ergo sum...pero,¿ donde está el sum?, mucho cogito pero pocas nueces al final.
Y la fenomenología...yo soy un lego pero me gusta, la lectura de Ser y Tiempo me está dejando ese sabor de las cosas antiguas, el sabor de un buen café cualquiera de bar, por esa manera que tiene Heidegger de ponerlo todo patas arriba, desde la antropología, a la psicología.
Que los nuevos impulsos deban brotar de la problemática ontológica. Y sobre todo, el ser del sum, la maravilla de su indisoluble unidad frente a la infinitud de las formas en que se manifiesta.
Obra de Jean Dubuffet |
Fructíferos reductos.
Me gustaba mucho la analogía que hacía un profesor mío del Ser heideggeriano con el amanecer. El acontecimiento que permite la visibilidad de los demás acontecimientos.
ResponderEliminarAmanece, que no es poco.
Oche.
Esa manera de describirlo abre la puerta a la mirada colectiva del ser, pues que siempre amanece para todos, para todos los que ven y para todo que acaece.
EliminarSalud
Manuel