Palomas negras de melancolía
en tus ojos ausentes
aniquilan
centenares de miradas cada día.
Algo de humano cielo en las mejillas
despista a las estrellas,
las vuelve al día natural
en que desaparecen borradas
como si fuesen pecas de una niñez perdida.
Quise la negra rosa de tu alma
prendida en puro desconsuelo,
para amarte también por lo imposible,
en la región sin nombres, para llegar
a ti por tu lugar más frágil.
Acariciar la honda soledad que te exalta
y hace brillar tu pena cada noche, desnuda
sobre una cama ajena, en otros brazos.
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