Antes de soñarte era la sombra amante
de tu sombra, caminaba al atisbo tus pasos
sentía el eco de los pájaros de fuego
que amelan la cima de tu sexo.
de tu sombra, caminaba al atisbo tus pasos
sentía el eco de los pájaros de fuego
que amelan la cima de tu sexo.
Amigo Manuel, este poema hay que guardarlo en la cajita donde se conservan los objetos de valor.
ResponderEliminarAbrazos
Francesc Cornadó
Sustraído y vacando en otras ocupaciones suelo llegar tarde a los comentarios aquí. Ya lo guardé en la cajita, querido Francesc, con una bolita de alcanfor por si las moscas. Tus palabras siempre son un lenitivo contra la apatia y el sopor.
ResponderEliminarUn abrazo.