Dulce tenacidad, amor, de manantial que huye,
libre pero leal al cauce por do fluye, eternidad
de lágrimas ardiente para la seca grama de mi pecho.
Dulce temor de niña que enloquece a la sagrada vista
de la tarde, con las palabras mudas confesando
la ternura silente de los besos.
de la tarde, con las palabras mudas confesando
la ternura silente de los besos.
Mira en mi corazón: un pájaro que acude presuroso
a la enramada fresca de tu alma para cantar al fuego
que te anima con la tierna avidez de las orquídeas.
a la enramada fresca de tu alma para cantar al fuego
que te anima con la tierna avidez de las orquídeas.
Dulce tu amor me llaga, sobre la quemadura del insomnio
y cauteriza al tiempo mi tristeza: en tus benditas manos
encomiendo mi soledad perdida a la deriva.
y cauteriza al tiempo mi tristeza: en tus benditas manos
encomiendo mi soledad perdida a la deriva.
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