El señor hecho de pórfido fracaso se ha enfrentado a una nube de éxito. El resultado es un dromedario que piensa aforismos. Tiene rostro de paradójico esqueleto sin llegar a ser un palo de sombrajo: si acaso le crece una rana en el lóbulo parietal. En el desvencijado cajón del escritorio le espera un revólver que dispara un ramo de claveles a la sien.
Colaje de Federico Hurtado |
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