a Santiago Fernández Puche
Tras una ventana vieja, herida de sol,
a través de este ojo de universo
me abrazo a un esqueleto sin alma.
Quede lo carnal sumido en penumbra,
la ternura indivisa, táctil, de tu sexo.
Una vieja ventana, vestida de sal,
donde la noche de boca plomiza
aviva los rescoldos del recuerdo
No hay comentarios:
Publicar un comentario