No la pleura domesticada de un caballo
sino a su diafragma en contratiempo,
a su galope de hiatos polvorientos.
No la grupa coronada, no,
sino al relincho de las amapolas,
al rojo espiritual de su dialéctica.
Caballo esclavo del viento
que en la serena noche es
la sombra del corcel en la pampa:
una maleta de doctor en campaña
más cuatro botas completamente alejandrinas.
No lo igual del poema,
sino al presentimiento de la lluvia
que se tiene cuando se vive en el desierto,
y a la definitiva inacción de algunas muertes.
Tal como nuestros antepasados anhelaban
en frías tardes de amargas primaveras
en compañía de sus mayordomos enanos.
No el avión amaestrado de un caballero
sino su inteligencia desbocada,
su fino estilete socrático.
Colaje de Ismael Velázquez Juárez |
¡Hala, surrealismo en vena! Me encanta.
ResponderEliminarGracias por tus palabra y un gran abrazo.
"más cuatro botas completamente alejandrinas"
ResponderEliminarMe encanta este verso.
Gracias Antonio y Nahar.
ResponderEliminar