Allá me iré con mi pena
con mi pena y mi alegría
donde me lleven los vientos
los vientos que sin cadenas
baten las tensas banderas.
con mi pena y mi alegría
donde me lleven los vientos
los vientos que sin cadenas
baten las tensas banderas.
Donde más alto se sienta
la enorme herida del hombre
abierta en el ancho mar
clamando por tanta afrenta
contra su alma de cobre.
la enorme herida del hombre
abierta en el ancho mar
clamando por tanta afrenta
contra su alma de cobre.
Allí ganaré mi pan
con el sudor de mi sangre
sin quejarme, sin llorar,
dormiré en un pantalán
bajo el cielo de alas frías.
con el sudor de mi sangre
sin quejarme, sin llorar,
dormiré en un pantalán
bajo el cielo de alas frías.
Hasta que el sol decapite
los cuellos del bravo mar
y robe una estrella negra
para sembrar la verdad
allí tendré con mi pena
la alegría de ser libre.
los cuellos del bravo mar
y robe una estrella negra
para sembrar la verdad
allí tendré con mi pena
la alegría de ser libre.
Donde más alto se sienta
la enorme herida del hombre
abierta en el ancho mar
clamando por tanta afrenta
contra su alma de cobre.
la enorme herida del hombre
abierta en el ancho mar
clamando por tanta afrenta
contra su alma de cobre.
Fotografía de Arthur Tress |
Recurrir a los metales, una buena opción para endurecer el ánimo.
ResponderEliminarBuen Poema.
Salud
Francesc Cornadó
Un metal frágil, querido Francesc, si no se lo funde con otro más poderoso, pero así es; hay que fortalecer el ánimo. Gracias.
ResponderEliminarSalud