porque no se piensan."
Ricardo Reis
El alba ilumina los objetos, las almas
destazadas en el abismo,
poco a poco, casi con desprecio
amanece, qué fragante
el crótalo limpio de la luz.
Flores cristianas en la maceta tiemblan
con el viento de marzo, venéreo desdén
los amantes se van a su destino y olvidan
cuánta sencillez se pierde por los caminos.
Herrumbre de no ser siendo, levemente
suturada por la caricia de qué mano,
elevando el gerundio a condición de hombre,
condicionales fríos, infinitivos muertos,
pero la primavera asoma entre la nieve
con un fervor callado, rebosa los veneros
la trasparencia fiel del agua nueva.
Lejos del mundo avanza
la savia incombustible de lo eterno
hacia la copa de tu árbol, y piensas
si no es verdad que la vida pasa
ajena a todo cuanto te preocupa.
Mira la flor cristiana, tintada con la sangre
que mansamente brota de mi boca, mira
su faz ardiente frente a la miseria y el odio,
la caridad silenciosa de su dolor vegetal
transido hacia un imposible, con una pena
desmentida por un tallo delgado pero fuerte,
cuando la lluvia arrecia sobre su linda cara.
El alba le da luz a todo lo que sobra,
y el hombre debería repartirlo
porque es el pan de todos.
Fotografía de Sergei Maximishin |
Presiso,precioso tu canto.
ResponderEliminarGracias, Juana, por la visita y la lectura.
Eliminar