Mandé una nube al oculista
o fue ella sola por su pie (ya no recuerdo).
El párpado de la bella
es opalino boquerón de plata
y puede distinguirse (en la púpila)
a un diminuto oftalmólogo, tal vez bastante apuesto.
Diagnóstico: síndrome tacón de aguja.
No olviden que una nube
se sostiene sobre las vértebras lumbares,
y que después de la tormenta
suele venir la cama.
¡Qué secretaria que se precie
no habrá mojado alguna vez las gafas?
¡Todo es tan cristalino a veces!
Pero esta cirugía no se financia ya
con cargo a la seguridad social.
Colaje de Paco Marcos (blog aquí) |
y los collges divinos.
ResponderEliminaray, que tino.
mas te beso sin buscar tus labios. Respeto, pero jamas tus mejillas seran de nadie, como ahora mias
por regalarme tanta vida...tiene esto que me das y que lleva por nombre Poesia.
Andri