Callar
ante el antiguo
testamento
con el tobillo asido al campanario
a escápula batiente
a regalías
callar en la sonora componenda
donde se juega el pan sanguinolento, trampa
para cazar morados labios.
Yo quise hacerme un disfraz alto
tañido de elegancia,
dar una voz partida encima de la nuez,
rapar al cero las supersticiones.
Prebendas de silencio, no,
donde los muladares limpios,
donde los huesos llamen a sus muertos,
allá habrán de llorar todas la madres
que perdieron su tierra prometida,
su querubín moreno a manos de Sión.
Odio de cabellera bien rimada
al río que cursa contra el tiempo,
a sus predicadores de ojos mansos:
qué tan bonitos juegos educativos
para aniquilar el aburrimiento desde casa.
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