Sol, estás cantando hoy trasparencia,
casi que semejas un arpa olvidada
levantando en las azoteas el desprecio
absoluto contra las leyes de los hombres.
Ocurre que se me olvida la gramática.
No es que seas mi Dios, tu eres
solipsista, de placeres privados
que otros llaman eclipses.
Además vivo en la tierra,
cada tanto rotamos
sobre nuestro eje
para perderte un rato de vista.
Incluso, en un alarde
de superstición, te llamamos
inclemente, como si fueses
un santo con dos pistolas.
Por todo esto me voy muriendo
como toda una época,
un pez dorado a la espalda.
Sin comer con excesos.
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