Yo no sé, la intención, a veces
o casi nunca es lo que cuenta.
Es un impulso raro la intención,
es la quietud en la rama del viento
y el azote de una funesta lluvia en la cara.
Con unas grises fórmulas de economista
iremos despidiendo la vida.
Menos mal que es imposible
que nos salgan las cuentas, pero:
habrá que pagar. Lo dice todo
el mundo, es de suma importancia
no parar un momento.
Entiendo la prisa y ese anonimato
con cara de pato si viajamos en metro.
Colaje de Emanuele Sartori |
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