Esa multitud en el zapato
que arraiga a doce mil pies,
tardaron mucho en explicarte de que pie cojeabas
pero era todo tan sencillo como darse a la nada
ese religioso juego de estilo
que vino a sustituir a la piedad
Cámbiate el corazón por un par de zapatos,
a latido por paso avanza
contra el método.
Te autodestruyes pero
es una cuestión puramente
estética.
Detrás de la máscara sólo hay una firma de vacío, que no deja de sonar.
ResponderEliminarCreemos en los idiomas cuando sólo se oyen latidos y pasos.
(a ver si algún día se cruzan los nuestros por las arabescas callejuelas de alguna ciudad)
Saludos.
Sí, por la huella buscamos el signo, cuando son una misma cosa. Ya sabes, Abraham, que estaré encantado, escríbeme a esta dirección y nos vemos:
Eliminarurdemalas@gmail.com
Saludos