Hoy es domingo, ya hay
ventiladores que se hacen
los importantes.
Escucho latidos y pasos,
parece que articulan un lenguaje
cifrado que no entiendo,
serán zapatos que laten o
corazones de paseo; allá ellos.
Siempre estoy haciendo algo,
a veces me llaman desde lejos,
desde la cocina o desde
un pueblo a 50 kms de la capital,
pero no me inmuto. Lo malo es
cuando me quedo absorto
como hoy
sin poder siquiera levantar
la persiana por temor a
ciertos recuerdos
que creía definitivamente enterrados
entre la muchedumbre. Por lo visto
soy una persona encantadora.
Detrás de las máscaras se afirma el vacío,
ese religioso juego de estilo
que vino a sustituir a la piedad.
ventiladores que se hacen
los importantes.
Escucho latidos y pasos,
parece que articulan un lenguaje
cifrado que no entiendo,
serán zapatos que laten o
corazones de paseo; allá ellos.
Siempre estoy haciendo algo,
a veces me llaman desde lejos,
desde la cocina o desde
un pueblo a 50 kms de la capital,
pero no me inmuto. Lo malo es
cuando me quedo absorto
como hoy
sin poder siquiera levantar
la persiana por temor a
ciertos recuerdos
que creía definitivamente enterrados
entre la muchedumbre. Por lo visto
soy una persona encantadora.
Detrás de las máscaras se afirma el vacío,
ese religioso juego de estilo
que vino a sustituir a la piedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario