Mi soledad es leve entre tus manos,
pudre esa flor gastada de la ausencia, dime
si vibran en tus iris la esperanza y el vértigo.
Corta de cuajo esa raíz ahora, sé
que volveré a calzar una talla menos de alma
si tus besos nítidos no llegan, ya tengo las rodillas
preparadas para un mundo al revés.
Siempre que seas tú la que lo abras, declaro que mi soledad
es un paraguas o una rosa indiscreta
que murmura los raros códigos de la locura.
Es leve y poderosa entre tus manos
como una percha sola en el armario. Voy a colgar
mi soledad ahí.
Estos poemas de amor me quitan mucho tiempo
para estar contigo.
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