Quiero sentir contigo el peso de los días
bajo tus párpados, la sustancia inútil del tiempo
que vive en las alas de las libélulas, la sangre fugaz
que se escribe con el polvo de los desiertos,
la humedad turgente de tus labios,
la lentitud de un aforismo en tu pezón añil, dame
tan solo un tiempo para limpiar estas palabras sucias
de la miserable ilusión que las cobija en un puerto
de esencias, no tengo más esencia que tu cuerpo
deleble en la memoria. Muéreme de
tu amor, entre tus brazos soy un inocente
que decora tu boca con las rosas primeras de la
madrugada, ¿cómo darme al olvido si he visto el
ramalazo cruel de la muerte brillar como un gusano
entre nosotros cuando me dijiste que no querías perderme?
Fotografía de Anacleto Rapling |
Bella melancolía...
ResponderEliminarCarlos, qué no le agüen la pascua, querido amigo, y se divierta. Un abrazo.
ResponderEliminarIgualmente, Marcos, y siempre ávido de tu poesía...
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