que abandonan su forma en tu sueño,
dibujo el sabor de la tierra con herrumbre
o agonía de espadas en la sombra.
Árbol mordiendo las costillas
rosadas del sol, no sé dónde estoy
soy un afán de soledad que desea
la flor cuyo nombre se deshace.
Estabas tan humilde y brillante
tan silenciosa perla entreabierta,
eras luna espumada de caricias,
largo sorbo de savia enamorada.
Qué pobreza de gestos en la rama
ya es tiempo de besar las esquinas
de podar el jardín de rosas negras
que cultivé en tu cuerpo.
Fotografía de Pedro Burgos Montero |
No hay comentarios:
Publicar un comentario