la hora del fulgor inconsciente
así la llaga lames de los sueños perdidos
pudriendo en ese gesto con tu aliento
la piel que deseo fue, dicha terrestre.
Mas un logro, ufano, tela raída es
con la que en vano desgajas tus razones
ante un tribunal de lenguas enlutadas.
Burla celeste harán de tus palabras,
mendigas del alba, frágiles locuras,
pompas de jabón dirán; hijas del instante.
La mañana escande los primeros versos para ti.
La historia conspirará para salvarte.
Este poema es más rebelador que el poliedro que han dejado a los pies de Spinoza.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Gracias Francesc (debo entender rebelador con uve aunque con be tendría todo el sentido también o quizá más). Honrado de tenerle aquí quedo.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Con toda intención lo puse con be, me refería a "rebelarse" es decir, levantarse, sublevarse, indisciplinarse, mejor que con uve de revelar, pues una acepción de este verbo es "Manifestar Dios a sus siervos lo futuro u oculto" y esto es algo que ni el poema ni el icosaedro hacen.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
Cierto. Miel sobre hojuelas entonces. Aunque el icosaedro no me acaba de disgustar. Sin duda, una de las grandes enseñanzas (reveladora en un sentido mundano) de Spinoza fue la que apuntas, amigo Francesc, de rebelarse contra las instituciones.
ResponderEliminarNo me perdono el haber dudado del fallo ortográfico.
Salud