Donde haya pelusombras, seres que no hacen daño a nadie, que van recogiendo con humilde bondad todas las sonrisas que encuentran por los suelos, ahí; hay un espelunco. Este palpador las aterroriza amenazándolas con un dorso compuesto por trozos de vidrio, agujas, y alguna chapita con la efigie de un dictador otomano: cosas que las pelusombras rechazan por no casar de ninguna manera con su intimidad doliente, hecha más bien de pelusas, bolitas de alcanfor y botones antiguos. Intenta con su tacto electrizante alcanzarlas y devorarlas como si se tratasen de algodones de azúcar. El espelunco es necesario para conservar el ciclo vital de la pelusombra, que de no ser por estos sustos moriría de aburrimiento como un pollito de colores en manos de un niño.
viernes, 18 de octubre de 2013
EL ESPELUNCO
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El espelunco excita cuando está ausente y cuando está presente constituye un humus sádico que alimenta las sextinas y las estrofas quebradas de las pelusombras.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
En efecto, tiene cualidades que son realmente sorprendentes, a causa de las pelusombras que son altamente impresionables.
ResponderEliminarSalud Francesc
Aquí toy dando cráneo a todas estas palabras.
ResponderEliminarSalut, Manuel.
Andri Alba