viernes, 4 de octubre de 2013
LECCIÓN DE ESGRIMA
Tu sonrisa aprendió
a convivir con la muerte.
La ignoró.
Algún dios implacable
jugó con tu código genético.
Son lilas de cuneta, no coronas,
lo que traeré para tu pureza de niña.
Eres flor de vida en un ataúd
y tu cara de ángel me provoca un deseo:
incendiar este tanatorio tan mono
donde te velan.
Estarás sólo ausente mientras todo se quema.
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fascinante, arrebatas una escarcha en erupción como hilo de coser de amor donde se habían apeado los ojos, puente sangriento de lo sacro, tu metáfora
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