dedicado a Francesc Cornadó y Manuela Bardón
Sé que la ciudad me observa
como a un ser minúsculo
perdido en la inmensa variedad,
como a una nube con zapatos, un pez azul,
como a un termómetro que mide
la intensidad desatendida de la vida,
y que en cualquier rincón se va tejiendo
en órbita sola de puras emociones, para sí,
la delicada imagen de tus días, Barcelona,
urbano cáncer, transida de turistas y palomas.
Todo este entero mundo de miradas ventana
sólo te pide que ames su artificio
de moléculas tristes que transitan
sobre su alma de amianto desgastada
en busca de esa luz definitiva que conjura
la turbadora necedad del hombre y te redime,
en mitad del camino, de la disolución y del estigma.
Me gusta ¡¡¡
ResponderEliminarSalut
Hola Miquel, fue un placer conocerte, amigo, salud.
EliminarMuchísimas gracias Manuel. Me gusta el poema y me sorprende agradablemente la imagen que lo acompaña, incluso creo que se podría encontrar un significado de esta imagen, pero ya sabes que soy poco amante de buscar significados más allá de los ladrillos antropomórficos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Francesc Cornadó
Muchas gracias a vosotros por la acogida, antropomórficamente impecable, que me habéis dispensado; es una imagen poética, sí, y en efecto, haces bien en no buscarle una significación determinada, ya que es una sugerencia estética sin ninguna pretensión científica.
EliminarUn abrazo, querido amigo.
Salud